Luna, cansada, me dice que hola. Que
Se ha cansado de mirarme, porque yo a
ella no la miro, que no, sí, no. Que
tiene razón. Que la hermosa no soy
yo. Es ella y su aura de amor.
Que merecería voz. Para hacer saber
su gracia, porque aún tan sólo yo, entiendo
y vivo su magia.
Y no sólo son los lobos, que no solo son
los gatos, que hay miles de ojos natos,
natos por ver a la luna. Pero a veces
retratan inexactitud al tiempo, pierden
ritmo, pierden cientos
de palabras que a mí matan, pero a la luna alimentan.
Que es blanca, no azul, pero azul sus
manchas son.
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