jueves, 27 de febrero de 2014

Apuntes de saxo

Quiero morir entre tus curvas de metal que son de madera al viento. Ser víctima de la caída resbaladiza de este brillo celestial. Plateada luna en tu esencia. Estremece tu sensual lamento. Hace cambiar de dirección al viento. Le da color al aire. Dorado sol del día caliente mis sentidos hasta el límite de mi agonía. Hace de mi corazón un grito de emoción. Día y noche de mis noches de pasión musical, dentro de mis sueños. Dentro de mi alma, siempre Destino elaboradamente elaborado saxo. Caer en el éxtasis tonal. Atonal como agua que escapa entre mis dedos. Como arena en un desierto en el que se pueda nadar. Cierra los ojos y siente, como yo nunca podrá ser, no hay sentido semejante, no hay parecida emoción, no hay tono igual oído, ni igual amada canción. B. Sólo pegaba. Una letra sólo tiene sentido dentro de un saxofón. Repítelo: saxo. Retuércete en los repliegues y curvas de sus letras, que no son perfectos, por eso gusta. Sonoridad, musicalidad. Musa imperfecta, pues. Enjambre invisible de amor condensado y repartido. Rota mi percepción del mundo restante a la primera nota. Incapaz de resistir, débil y fuerte en su presencia. La esencia de su voz de nuevo esencia. Léeme, me cuenta. Y así es, así lo hago, así lo haré. No por querer, por no poder. Y aún así quiero, pero no puedo no poder. Siempre puedo. No puedo no poder querer. Ebullición en mi interior. Sólo eso. Y luego miedo. Miedo a la obsesión. Y ya la tengo, pero es mía y mía será y la quiero con toda mi alma. La amo, de hecho. La almo. Sé mi inspiración, sé mi sueño, sé que puedes serlo. Sé lo que nunca yo seré: sé magia. Sé lo que sientes, porque la música siente, porque es parte nuestra sin acabar. Yo no puedo. No sin ti. Sin el rumor de tus llaves sin rumbo dirigidas en un silencioso Jazz. Sé lo que yo nunca sin ti seré: magia. Magia pura, como tú. Porque así sí. Todo esto te lo digo. De maldito corazón envenenado por ti, por quererte. Porque te amo tanto... Siempre, y no uno efímero. Un siempre sólo. Sólo de saxo. Se me abruma el corazón, se me anula la razón. Me rindo a tu susurro, columna atormentada de aire que corre a Liberta. Pequeño ímpetu el mío, grande el del saxofón.., la vida y la muerte unidas. Dulce enfermedad el saxo. Dime cómo acabar. Así.

Redacción de clase originalmente hecha sobre papel de examen con boli azul y algo de típex aquí y allá (típex noo se escribe así)

Julio Cortázar. Perfección. ésta no existe salvo en lo imperfecto. ¿Tiene sentido? No lo sé. Ni sé si la cohesión existe en mis palabras, y antes cohesión que coherencia porque es más bonito. No sé si mi profesora, o sea tú, o ella, depende si lo lee él, ella o tú, lo aprobará. Es un miedo dulce a fallar. Simplemente.
Madre mía. Atolondradas notas que me adormecen y me despiertan en mi reducto de sueño. Música, a veces sólo. A veces sola. Bolígrafo y tinta china. ¿Por qué no austriaca, por qué no española? ¿Por qué no me limito al azul de estas palabras? Quizá si esto fuera publicado la tinta, ¡vaya!, sería negra. Pero no se va a pulicar. Sólo en la intimidad de mi pequeño público, que sois vosotros. O tú. ¿Os / te das cuenta de que al decir vosotros o tú, esos pronombres varían según quién los haga suyos. Yo sí. Me encanta qye la situación y el tiempo intervengan en la lectura.
Trompeta y melodía inacabada que me dejan sorda de odio, muda de amor hacia otros. Sólo Jazz. Dulce enfermedad. El Jazz nubla el corazón como estremecedora bruma. Ya lo hice. No lo entiendes, figúratelo, imagina, vuela. No aprobado por todos. Todos eres tú en este momento, que lo estás leyendo. Demasiada alusión incomprendida al lector.
Estremece su sensual lamento, hace al mundo cambiar: Saxo. Literatura. ¿acaso es esto? Aliteración ¿Acaso esto es? no sé si lo es. Ninguna de las dos cosas. Nula respuesta a mi propia pregunta. No me ayuda. ¿O sí? saxo Lítero. Asíu, así se llamará.
Centrémonos. No podemos, no existe un centro, ni siquiera en nosotros mismos, relatividad toda.
Sólo sé que cerré los ojos un día, no sé cuándo, para volver a abrirlos cuando mi vida haya acabado.
Sólo metáfora.
Caprichosa escritura.
¿Y si quiero más de lo que tengo? Me asusta. Como sus ojos. ¿de quién? Nunca lo sabrás. Nunca lo sabréis, pero ni vos, ni yo siquiera. La expresión de ''sus ojos'' siempre cambiará, coo el vosotros o el tú del segundo párrafo. Nunca irá referida a alguien. Siempre irá referida. O no. ¿Quién sabe? Nadie.
No se renace, no hay un nuevo comienzo, pequeño gran autor. Digo pequeño porque adoro lo mínimo yasí te quiero considerar, pequeño en tus juegos palabrescos. Pero ojalá tú renacieras algún día cuando no estés. ¿O ya no estás?
Amórate. Quizásí. No existe un ''quizáno''. Es absurdo en mi mundo. El actual y el de colores apagados. Lúgubres en su encanto. Encantadores en su lugubreza, que no existe.
Por si alguien se ofende ante faltas tales, y alguien más que tú, invento palabras, eso es todo.
Creo que ya, definitivamente, mi propósito (que nunca lo fue, puedes quejarte) de obtener algún tipo de continua coherencia se ha esfumado con mis sueños de esta noche, hasta tal punto, fíjate, porque no sé qué he soñado.
Méceme, trátame (bien), búscame, a mí y a mis débiles, lame mis heridas a tu antojo y al mío. No son reglas de este juego que llaman... Espera, no llaman. Haz. ¿por qué? Quizá lo descubras. Quizasí. Quizás hoy. No pienses mucho si te unes, si te enlazas. Dibuja bocas dulces para comértelas despacio y con ternura. No, por favor, que nadie lleve esto a la malinterpretación del simple deseo. Que todos tenemos y no hay donde esconderlo. Tampoco hay por qué. Que. No es correcto decirlo en la asignatura de Lengua y Literatura, pero ahora no sé qué es el ''que'', no me apetece buscarlo, y gramaticalmente hablando se me olvida.
Si las teclas suenan del piano, déjalas, tienen derecho a opinar. Sólo miran, calladas, hasta que las haces saltar y dicen ''¡Cuidado, controla un poco la pasión!'', porque en ese momento no tienen por qué sonar. Noventa y ocho por ciento de un silencio horriblemente turbio y placentero. Silencio musical, digo. Aunque todo sonido... ¿tiene altura? Que quede claro que es una pregunta, no una afirmación.
Córdoba rebota, resuena, rezonga, respira, renace, realiza sus sueños en mi oído, que a dos orejas va referido.  Y no es que por mí sea, que lo hace siempre, también cuando no la acaricio con pasión.
¿Sabéis lo que es Córdoba? Córdoba es una ambiciosa pero no difícil en sí para grandes, para mí no fácil en un principio, composición de Isaac Albéniz, perteneciente a un álbum que creo denominado ''Cantares de España'', ''Canciones Españolas'' o, según ayer me dijo mi deseo materializado, puede que ''Suite Española''. También es una provincia de Andalucía.
Quería por un momento que ese fuera el final. ¿Por qué seguramente al igual que yo todos penséis que alusiono al párrafo anterior? ''Ese'' puede significar incluso el punto último del primer párrafo. Pero sí, me refiero a ''provincia'' de Andalucía''. Punto. Punto final. Pero no. Mi vida.
El saxo en segundo lugar. Siempre. por qué, porque es mi favorito el número dos. Y por ello también el veintidós. Sea. Error tapado con corrector. ''Bolígrafo Corrector'', pone en su etiiqueta, que creo que así se nombra también en este caso.
''Ese'' puede significar incluso el punto último del primer párrafo. Pero sí, me refiero a ''Provincia de Andalucía''. Punto final. Pero no. Igual. Es este.















domingo, 16 de febrero de 2014

Anuncio, de nuevo luego anuncio

Anuncio. Anuncio de algo inesperado, pero simple. Entiéndeme: no entiendo. Cuántico. Eso sí, mágico. Átomo mágico. No sé decir, sé explicar sin decir, si.n decir nada. Punto metido sin querer, quitado y vuelto ameter. Ameter no existe, a meter sí. Aliteración. Ahora sí, pero ya antes. Antes, y ya antes, antes. Nadie lo ha entendido, ¿o sí? Voto de confianza. O más bien esperanza. No pretendiendo rimas y sin sentido menos limas. Como esta. o acaso 'ésta'? Mayúscula, por favor. Abre interrogación o mejor interrog, concéntrate por favor. No para rimar. Nada en un principio intencionado. Tampoco hay un final intencionado en esto en mis palabras, no corrección, sonoridad. Corrección corregida y no doble error. Tampoco es doble acierto sin ser error pero error escondido quizasí. Uso palabras yacentes de una mente alocada.
¿Me dejas?
Me da igual, la verdad, no va dirigido a nadie sin permiso permisible mi razón.
Maldita sea que no lo entiendo ni yo.
Hoy desperté plena. En mi despertador, BSO inconfundible mecaniana del principio de canción de un musical. Luego a volar entre árboles y sobre caminos de tierra en un parque. Estrecho sendero entre pecho y sendero de aire. Luego más tarde he ido a ver a un ángel y me ha contado cositas al oído a través de la respiración. Me ha contado sin querer: que sentía. Pero más aún. Que su vida no es otra que la de un ángel defensor del bienestar. Que nunca nunca se irá. Antes he bailado incontrolada en mi control porque incontrolada en mi incontrol, descontrol, no podía, mi estado anímico lo impedía, vaya. Pero luego ya mejor. Ya tres veces 'luego'. Cuatro entrecomillado. Entrecomillado cuatro. Dos ideas. Ya no queda tan bien. Esto él lo entendería. Él entendería esto. Error figurado y solo por mí comprendido par. Entonces me gusta más. No (coma) me gusta.
Y de fondo Piazzolla con su tango egoísta.

domingo, 9 de febrero de 2014

Absurdo color

Esto no es creado sólo para hablar del instrumento que acarrea mi alma. Esto es mi diario personal ininteriormente interior, es decir, sinvencionalemente inventado pero no descubridor de mi 'yo' más interno. No nací para escribir. Nadie nace destinado a algo. Tampoco nací para tocar el piano, y camino por sus teclas con la costumbre. No nací para cantar, no nací para leer, para soñar. Y lo disfruto igual. En realidad, nadie nace para sentir y es imposible no hacerlo. No hay propósito en la nacida, en la partida de vivir. Como no sentido en mis palabras a veces inventadas. Sólo belleza buscada son pero quizá sólo mi belleza encontrada. El sonido profundo y dulcemente ahogado del saxofón me hace pensar, al igual que las teclas de un piano: nos hallamos en un mundo, que aunque suene rebelde sin causa así es: sucio. Y sin embargo, mientras las guerras y desgracias, las hambrunas y desastres, sacuden la superficie terrestre como el peor de los infiernos naturales, Córdoba resuena en mis oídos, como lo hace Mendelssohn, como lo hace Satie, Astor o Prokofiev con su nº 2. La música nos queda, nos queda la música, quédanos la música y el arte en general. Vaya, no sabía que 'quédanos' no sería aceptado por el corrector. Error, pero doble. Si el error es doble no me conformo, me gusta. Ir conociéndome anónimamente. Vaya, otro anónimamente error par.
Y miro al cielo y pienso: ¿Qué somos? No somos nada, somos algo. ¿Somos nada? No somos nada.

Somos música en el fondo.
Piénsalo.

viernes, 7 de febrero de 2014

No sólo es saxo.

No siempre, pero es. Como esto una oda a su conjunto. Fantail. Buf. Onomatopeya permisible. Sobre todo si la escuchas, grandiosa en su gran sonido. Por primera vez en mi vida, creo haberme enamorado de algo que no es humano. ¡Vaya! Vamos bien, diréis. A lo que respondo, 'sí, vamos perfectamente'. Aprende a dejar que tu corazón se acelere sólo al ritmo del jazz. y más aún con un saxo. Y haz que ese límite determinablemente diferenciador te impulse a descubrir que estás de él prendado, o prendada, entiéndase el género masculino como genérico en nuestra lengua.
Queriendo no querer quererle lo hago. ¿Cuál de las dos cosas? Tú eliges, imagina simplemente. tampoco es tanto como no querer querer quererlo, pero es más bien un malentendido en mi interior. Uno precioso, por cierto, pero no deja ni lo hará de serlo. Porque no entiendo cómo algo tan bello pero simple de alguna manera a la vez, me hace flotar en las nubes de la pequeña odisea de dioses bandiles y yo me entiendo.
¿Tú no? El tú no es fijo en significado. según quién lo lea cambia. Podría decir que por la misma regla de tres puede ser un 'vosotros' y no un tú (entre comillas el vosotros (y ahora no) por simplemente el hecho de agradarme la visión), pero no lo es porque dentro de vosotros hay un tú. Dentro de un tú, no un vosotros. ¿O sí? Intenta pensarlo.
Sueña. Y sueña, y no lo hagas conmigo, hazlo con el saxo.