domingo, 5 de febrero de 2017

Desambiguación de mis términos

Siendo y si soy nada. Así comienza un nuevo comienzo. Así amanece este atardecer tardío de pensamientos en un claroscuso lunes de enero. Vivan las almas perdidas que no tratan de encontrarse. ¿Qué es eso de buscarse a sí mismo? Personas que van marcando un rumbo para conseguirlo... y al final de sus días sólo han buscado la búsqueda. Quizá haya sido plena, pero es sólo porque cualquier cosa con la que te apasiones es la llave. Es la llave y la ranura al mismo tiempo. Y la rana que salta de planta en planta y de suelo en tierra y de mar en río, porque hay ranas marinas. En mi tercer sueño de la noche sexta aparecen ranas marinas, ¿verdad, Dalí? La vida es una hermosura melancólica y bucólica y divina y terrenal, y amante de los que la poseen, y orgullosa de los que no, y plañidera de los que, en vida, no la tienen. Y de nuevo se comienza, todo es un ciclo sin "se" y con su e(se)ncia, "se" le quiere al "se", ¿verdad? De la buena. Hoy estoy sombríamente humorística, que es mejor que sombríamente sombría, que los polos opuestos se atraen, aunque de opuestos no tengan nada. ¿Qué es la vida? Un frenesí, gracias De La Barca. Gracias notación musical que prolonga indefinidamente la nota sobre la que se posa como mariposilla etérea. Gracias, por esa evocación, que me brindas hoy desde el pasado, por esa imagen de la fluencia que llamamos v-i-d-a. Sí, fluencia. Amor.
Bonita, descansa, que mañana madrugas. Un poco de estudio y perdónate unas horas. Entrégate a ese mundo que flota en tu mente.
Detente.

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